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Julio: Me he dado cuenta de que Dios me quiere como soy.

Uno cuando llega el primer día al cursillo lo hace un tanto desconcertado, fundamentalmente por que no sabes lo que va ha ocurrir. Entiendo que es algo lógico.

Una vez allí, en mi caso, empiezas a experimentar un cambio en tu interior. Un cambio por dos motivos, por un lado por la experiencia vivida y por otro, y lo   realmente importante, por encontrar la cercanía de Dios.

Una vez realizado el cursillo, ha supuesto un punto de inflexión que ha marcado mi vida.

Esa cercanía de Dios, ese encuentro con Él en el sagrario, ha sido el momento álgido del cursillo que ha supuesto, como he dicho anteriormente, que en mi vida haya un antes y un después.

Tengo que decir a viva voz que he experimentado el estar cara a cara con Cristo y he sentido, he notado su abrazo tras el sacramento de la confesión. En definitiva, algo muy especial que me hace tener una paz y alegría interior jamás experimentada.

Uno se da cuenta que Dios te quiere con tus defectos y virtudes y que esta ahí a tu lado, por lo que no hay que tener miedo. Jesús te acompaña en todo momento. Quien a Dios tiene nada le falta, solo con Dios basta.

¿Y el cuarto día?

Una vez que sales del cursillo esa Misericordia que Jesús nos tiene la desarrollas con la familia, trabajo, amigos, etc., haciendo en definitiva que tu vida y la de los tuyos de alrededor sea mejor. Ya nada mas que por esto merecería la pena hacerlo.

Os puedo asegurar que se nota en nosotros un cambio en nuestras caras. Un cambio que se refleja al habernos llenado de la Gracia de Dios

Y esa gracia hace que tu vida sea DE COLORES.

 

 

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