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«DIOS ME TIENE EN SUS BRAZOS», pero con mayúsculas

Queridos amigos vamos a presentarnos, somos Andrés y Marisa, casados desde el 1988, tenemos dos hijos y dos nietas, seremos abuelos de nuevo en el mes de enero.

En el año 2013 nuestro hijo Andrés fue el primero en hacer el cursillo, encantado volvió a casa, deseando por su parte que también nosotros lo hiciéramos.

No tardamos mucho, unos meses después, un poco perdidos, creyendo saberlo todo, con la insistencia del mismo, fuimos los dos juntos a vivir nuestro cursillo.

¿Tengo que destacar la cara de asombro de los dos, con la mirada hablábamos……Nos vamos o nos quedamos?, y a partir de aquí cambia la historia.

Empezamos a conocer personas, personas con caras y nombres, totalmente desconocidos, que no habíamos visto en la vida. Compartimos saludos y presentaciones.

Tengo que decir que esas personas desconocidas desde entonces son nuestros Ángeles. Están siempre que los necesitamos, nos cuidan, nos acompañan, rezamos los unos por los otros, celebramos las alegrías y cosas buenas y en las menos buenas nos unimos en el sentir de cada uno.

Tengo que decir que esas personas desconocidas desde entonces son nuestros Ángeles. Están siempre que los necesitamos, nos cuidan, nos acompañan, rezamos los unos por los otros, celebramos las alegrías y cosas buenas y en las menos buenas nos unimos en el sentir de cada uno.

No tenemos un gran compromiso con el movimiento de cursillos, el Señor quiso hacernos abuelos pronto, una bendición. Tenemos el día ocupado con el trabajo y el cuidado de la familia, lo que sí tenemos claro es que no nos soltaremos jamás de la mano del MCC. Nuestro testimonio es de vida, de Fe y Esperanza.

  • De vida, escuchando y haciendo presente el Evangelio del día.
  • De Fe, poniendo en las manos del Padre a la familia, el trabajo, las cosas buenas y las menos buenas con total confianza en el Padre.
  • De Esperanza, porque todo tiene un sentido y lo que nos hace sufrir y padecer hoy, nos hace crecer y madurar en la Fe.

En ocasiones colaboramos no todo lo que realmente quisiéramos en las limpiezas de conventos, reparto de alimentos, recogida y preparación en esa gran obra de caridad que es BANGASUR.

La implicación en Bangasur, fue algo raro, no lo recuerdo muy bien como empezamos yo hablo en plural la verdad que intentamos ir juntos, creo que nos encontramos con Pablo en Gran Capitán, le preguntamos que era y qué realizaba la Fundación, nos explicó detalladamente lo que realizaba en centro África, los esfuerzos que nuestro gran obispo realiza para llevar un poco de luz al final del túnel que allí existe.

Nos pareció una labor excelente que celebre maravillosa y en ese momento nos pusimos mano a la obra, asistiendo al empaquetado de productos, carga de contenedores, y que decir tiene los momentos de hermandad de esa armonía y cariño que se percibe en la nave logística, la alegría cuando se cargan esos contenedores llenos de material y sobre todo llenos de esperanza, para las personas que los reciben que hay alguien que reza por ellos y sobre todo nuestro obispo don Juanjo con mayúsculas con algo más que no podemos describir con palabras.

Y esa es nuestro camino de Fe con otros más en nuestra vida privada, y damos gracias a Dios por habernos puesto en este camino, de Fe, Esperanza y Amor. que más decir de esta gran labor que ha supuesto para la familia el oxígeno que cada segundo el cuerpo necesita para sobrevivir, yo como esposo, padre y abuelo me siento, que Dios me tiene en sus brazos, pero con mayúsculas, quisiera que lo que yo siento se repartiera como la lluvia.

Me despido agradeciendo, por todo lo que he recibido, que por terminar, ME HAN CAMBIADO MI VIDA.

Andrés Muñoz y Marisa Urbano – Cursillo nº 1.028

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