La primera semana de agosto, el Movimiento de Cursillos de Cristiandad de Córdoba iniciaba su peregrinación hacia la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, junto con jóvenes de todo el mundo para recibir al si Santidad El Papa Francisco.
La capital portuguesa se llenó de personas, colores, cantos, alegría y celebraciones que, como el lema de estas Jornadas, se levantaron y partieron sin demora al Encuentro con el Vicario de Cristo y con otros jóvenes.
Los actos centrales se desarrollaron desde la llegada del Santo Padre. El viernes comenzó con el rezo del Santo Vía Crucis, acompañando a María y a Jesús en el camino por las 14 estaciones que fueron representadas por una espectacular performance que nos ayudaron a los presentes a vivirlo con intensidad, abordando en las diferentes estaciones con diferentes testimonios, temas como la soledad, el materialismo, las redes, la salud mental, el aborto, los conflictos, el narcisismo, la pornografía, las adicciones, entre otros.

Al terminar, la avenida se encontraba a rebosar de personas deseosas y sedientas de ver al Papa Francisco que coreaban diferentes cantos y bailes, que hacían pasillos para pasar, todo en un ambiente jubiloso. El sábado miles de personas nos dirigimos al Parque de Gracia para vivir la Vigilia con el Papa. Un río de kilómetros de personas, que bajo el sol, aguardaban a comenzar los actos. Con la llegada de la Cruz de los jóvenes y el icono de la Virgen, que transportaban en un barco al campo de Gracia, y tras el concierto de «Hakuna Group Music», daba comienzo la Vigilia con algunos mensajes en el cielo » Levántate, Sígueme». El Papa durante la Vigilia de Adoración se refirió a la importancia de la gratitud al pensar en aquellas personas que son parte importante de nuestra historia, que han sido raíces de nuestra alegría, de la Alegría Misionera. Nos recordó que lo importante no es estar cansado o caído, sino levantarse y para ello es importante entrenarse para caer lo menos posible y nos invitaba a ayudar a los que necesitan ser levantados. Y que sólo el Amor de Dios es gratuito.
Tras la adoración al Santísimo los jóvenes pasamos la noche al raso, deseosos de ser alimentados el domingo en la Eucaristía de la Transfiguración del Señor. Durante la misa de envío, el Santo Padre dio tres claves para nuestra vida: resplandecer, escuchar y no tener miedo. Necesitamos luz, esperanza para levantarnos ante las oscuridades y derrotas y que siempre Dios nos ilumina.
Con la Eucaristía se clausuraban las Jornadas con el anuncio del Jubileo de los Jóvenes, que se celebrará en Roma para el 2025 y la próxima JMJ en Corea del Sur.
Ha sido una JMJ donde se ha sentido una iglesia viva, alegre y con cabida para todos. Y la que seguro dará muchos frutos.
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