En este próximo fin de semana debería celebrarse el Cursillo de Renovación número 235 en nuestra casa de San Pablo, y no va a ser así… Las circunstancias obligan y la responsabilidad también.
Son tiempos difíciles y precisamente por eso pienso que ahora más que nunca o, mejor dicho, como siempre, cobra mayor importancia nuestra oración, nuestra intendencia, nuestro recogimiento, nuestra contemplación y nuestro agradecimiento al Padre, por tanta gracia derramada, por tanta vida en plenitud regalada y por tantas y tantas cosas que en Cursillos nos quedan por hacer, en su Nombre y para su mayor Gloria.
También es momento de elevar a Él nuestras plegarias, poner a sus pies nuestras inquietudes, nuestros sufrimientos, nuestros enfermos, nuestros mayores, nuestros difuntos, nuestras ilusiones y preocupaciones, como Movimiento de su Iglesia, y presentarle lo que tenemos: “esto es lo que hay Señor, esto es lo que somos… Tú nos has llamado y aquí estamos, siempre en vela, para aprender a hacer y a aceptar tu voluntad”.
Eso es lo primero que se me viene a la cabeza al pensar en la Hora Apostólica.
En el confinamiento que nos ha tocado vivir en estos días todo parece distinto, pero sabemos que “Dios no se muda”, y que Él siempre espera, que siempre llama primero, y ahora lo hace una vez más, desde el Sagrario.
Dios siempre está ahí, y tenemos que aprender a escuchar y tratar de oír su voz en nuestro interior. Como siempre, pero a la vez como nunca. El Movimiento de Cursillos necesita de nuestra oración, para continuar hacia adelante en la Misión del primer anuncio, para comprender lo que el Señor quiere de nosotros en este momento.
Somos primer anuncio y sabemos que Dios se vale de todas las circunstancias para llegar a los hermanos, especialmente a los más alejados, lo hemos vivido en nuestras carnes y visto con nuestros ojos miles de veces en Cursillos…
La Iglesia no se para, Cursillos tampoco, nos toca adaptarnos, seguir remando, seguir rezando, como Dios quiera, hasta que Dios quiera.
Tal vez no podamos hacer mucho más en estos tiempos, pero tal vez no haya nada mejor que hacer; remar y rezar, mantenernos en vela, hacer lo que tenemos que hacer, y permanecer listos para lo que nos pida.
Esta Hora Apostólica va a ser especial, las Comarcas no podremos asistir en presencia física, pero nada nos impedirá estar unidos en el Señor este jueves.
Os invito a que cada uno de nosotros desde nuestros pueblos, en nuestros Sagrarios o a través de los medios (que sé que los nuestros ya están en ello…), por toda la sierra, el valle y la campiña nos unamos este jueves a nuestros hermanos de Córdoba como una sola Iglesia, y así todos juntos, alrededor del Señor, pedir por los Cursillos que se celebrarán en nuestra Diócesis, en España y en el mundo entero cuando Dios quiera, y también por los que se han tenido que suspender, pedir por nuestros precursillos, y también por nuestros Grupos y Ultreyas de poscursillo, para que el Señor nos instruya en sus caminos y que nos llene de su Gracia y así seguir siendo transmisores de la buena nueva y enamorados de Cristo.
Puede que algunos no nos veamos cara a cara el jueves, pero seguro que Él si vera las caras de todos en tantos sagrarios. Os invito a que como siempre y como nunca, vivamos este jueves nuestra Hora Apostólica de San Andrés. ¡¡Nos vemos en los Sagrarios!!
Rafa Rojas
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