Hace 3 años que hice mi Cursillo, el 1.112, donde tuve un fuerte reencuentro con el Señor. Hace unos meses volví a tenerlo en la Cocina 1.130, donde el Señor como siempre que subo a la casa de San Pablo, volvió a salir a mi encuentro.
Mi 4º día, no es un camino de rosas, pues me he encontrado con muchos obstáculos, los cuales consigo superar en gran parte gracias a la Oración, a mi Comunidad, y también a mi Familia, que hace que todo sea más fácil y me ayuda a acercarme más aún a Cristo.
He descubierto que Él me lleva de la mano todo el camino y no me suelta sea cual sea la dificultad, me hace ver todo de otra manera.
Hay días, en los que estas dificultades a veces me pueden superar, y conseguir que crea que ando solo, pero mi Comunidad, me ayuda y recuerda que Él nunca me abandona y cada semana me anima a seguir cerca.
Al salir de mi cursillo, sabía que necesitaba UNA COMUNIDAD, allí entendí que solo no se puede, y que terminaría dejándome arrastrar por el mundo. Por ello la necesito, para que me ayude a continuar en el camino,porque sin ella me despego de todo mucho más rápido, me acomodo, me olvido y dejo de lado lo que realmente es importante.

Actualmente pertenezco al Grupo Joven Virgen del Camino, donde vivo mi Fe, donde no camino solo, donde las personas que lo forman me ayudan a mantenerme vivo espiritualmente, el pertenecer a una comunidad cristiana,
hace posible poder apoyarme en unas personas que son iguales a mí, que entienden mis problemas, inquietudes y que comparten mi Fe, lo cual hace que puedan tirar de mí cuando lo necesito, y yo podré tirar de ellos siempre que lo necesiten.
El hecho de ir a las reuniones, acrecienta mi relación con Cristo, a través de trabajar el Trípode -Formación, Oración y Acción-, esto hace que sea más sencillo continuar en el camino de la Fe, ese rato de oración antes de comenzar cada reunión me ayuda mucho y ese pequeño parón a mitad de la semana, es lo que necesito para poder vivir mejor mi Fe.
Álvaro Orti Hens – Cursillo 1.112
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