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Hora Apostólica en la Iglesia de la Compañía

El Grupo de jóvenes de la Compañía, el pasado 2 de marzo, en la 2ª Hora Apostólica, nos invitó a abrir la puerta de nuestro corazón a Cristo, dejarnos amar por Él y orar confiados, por la conversión y encuentro de las personas llamadas por Jesús a vivir su cursillo este mes en Córdoba y en el mundo entero.

D. Fernando Lavirgen guió la oración al hilo del Evangelio de Mc 10, 46 -52. Jesús nos enseña a salir, Él siempre está en salida; salió de la infinitud de Dios, de la Santísima Trinidad, de la misma Encarnación y en esta tierra salió de Nazaret, de Jericó… Nunca se quedó, vino para llegar a todos, aprendamos de Él a salir de nosotros mismos.

Aprendamos también de Bartimeo, ciego mendigo al borde del camino que pide limosna y no es seguidor de Jesús, pero tiene los oídos abiertos y estaba dispuesto a escuchar. Nuestras oraciones y nuestro apostolado, es para aquellas personas que como Bartimeo, están fuera del camino y están excluidas.

Fernando Lavirgen nos invita esta cuaresma a escuchar a Dios en el silencio y en los demás, dando pasos para responder a la llamada del Señor  que nos dice: ¡Levántate! ¡Sal de tu tierra!  Bartimeo nos da una gran lección, pues para acercarse a Jesús, soltó el manto, su única seguridad y por su fe recobró la vista. Pidámosle a Jesús la fe de este ciego, para salir de nuestra tierra, tirar nuestro manto y así seguir al Señor por el camino.

La oración comunitaria terminó con el testimonio de una joven que ha tenido que gritarle muchas veces a Jesús, salir de sus seguridades, abrazar muchas cruces pero que por la gracia de Dios camina de la mano del Señor y sabe con certeza que su vida es un regalo porque siente Su amor incondicional.

Agradecemos al Señor esta Hora Apostólica que ha puesto Luz en nuestros corazones, con su Santo Espíritu, al mostrarnos cómo ser fieles a nuestra vocación.

Juana Pérez

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