Con unos meses ya recorridos de nuestro nuevo curso 2018-19, y con la ilusión todavía del comienzo, se nos regala un año para vivir desde el Corazón. Ha querido el Señor regalarnos un lema que nos lleve desde nuestro corazón hasta Su Corazón; y si este Corazón tiene un lugar predilecto, ese es nuestro sagrario; ese que acaba lleno de dedos y labios marcados después de un cursillo, por tantos que quieren tocarlo cuando sus corazones arden de gozo con Él; pero también ese Corazón que, cuando la casa se queda vacía, vela desde el silencio, desde la oscuridad rota por una intermitente luz que anuncia Su presencia, desde Su soledad de noches y días en los que nadie pasa por la capilla… a la espera de que Su escuela los martes, Sus muchos cursillos, Su casero y otros muchos lleguen a su encuentro para, después del revuelo, volver a su soledad callada, esa soledad que remueve mi corazón cuando tantas veces la contemplo, cuando todos se han ido, y me hace saltar lágrimas de agradecimiento… QUE SUERTE TENERTE TAN CERCA Y TAN PARA NOSOTROS.
Y es que Dios nos demuestra una y otra vez que TODO LO GRANDE está en lo pequeño, en un grano de mostaza, en un poco de levadura, en la savia que corre por las hojas, en un trozo de pan, que no solo oculta la divinidad, sino que incluso oculta la humanidad; y en eso tan pequeño, se gestan las grandes historias, porque ese pequeño sagrario de San Pablo conoce grandes historias, historias sobre corazones rotos que con solo un pequeño trozo de pan se han podido reconstruir.
Y ese silencio del sagrario nos habla de ese idioma tan conocido para nuestro oído como difícil para nuestro corazón: el leguaje del Amor extremo, del que todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta… y que nos puede llevar en este curso y de ahí al resto de nuestra vida a que mucho disculpemos, mucho creamos, mucho esperemos y soportemos, porque para ÉL TODO ES POSIBLE.
Porque muchas veces, los que reconocemos a nuestro Dios en lo escondido del sagrario, queremos ser testigos A LO GRANDE, porque nos cuesta mucho renunciar a que se nos vea, y nos cuesta mucho creernos que lo grande está en lo pequeño, que el grano de mostaza anuncia un árbol, que un poco de levadura hace crecer la masa, que el Magnificat nace de una pobre chiquilla de pueblo, que el último será el primero… hasta en morir.
Curso privilegiado en el que quiero que juntos Le demos muchas gracias, porque nos concede un año todo un curso para mirarLo, acogerLo, contemplarLo, alabarLo, glorificarLo; todo un curso para vivir desde Él, con Él y en Él; pidamosLe no acostumbrarnos, vaya a ser que por vivir con Él en la casa nos creamos que ya sabemos todo… y que nos lo merecemos todo y, como los 9 leprosos sigamos nuestro camino curados, pero no salvados.
Pido al Señor para mí, para mi escuela, para mi movimiento, para mi Iglesia: Danos la Gracia este curso Señor de descubrir la novedad de Tus cosas, de buscarTe en lo pequeño de cada día y que nuestro curso 18-19 nos lleve DESDE TU CORAZÓN… A ILUMINAR EL MUNDO!
Yolanda Muñoz Ocaña
Presidenta del MCC-Córdoba
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