Mi nombre es Rocío, tengo 36años y fui con total claridad, llamada por Dios para hacer mi Cursillo de Cristiandad. Sin nunca haber pensado verme en ese lugar, tuvo que ser después de un momento en «stand by» de mi vida.
No iba buscando lo que allí viví, no llevaba expectativas de nada ni iba influenciada por nadie que hubiese estado ya en este lugar. El tópico de esta casa de San Pablo, es que la gente tiene un cambio de vida, y aunque iba concienciada a relajarme y desconectar para pensar en mis cosas, tuve una serie de vivencias, sensaciones y sentimientos que sí bien podría yo decir, que también he notado un cambio en mi interior.
La aportación de tanta gente desconocida, que a través d sus vivencias te hacen recapacitar en muchos temas, la convivencia con personas que tienen un pensamiento común, la inmensa fe que transmitían, el amor Dios, me hizo verles como conocidos en tan solo pasadas unas horas.
He sacado solamente cosas positivas. Estuve a la escucha en cada segundo de todos los temas que allí se explicaron e intenté absorber todo lo posible de cada uno para comparar, meditar y aprender de todos y de todo lo que allí se oyó. Siempre agradeceré pertenecer a la familia que se formó durante mi estancia. A cada una de las personas que hacen su trabajo desinteresadamente con tanto cariño y empatía.
También destacar la presencia de dos sacerdotes jóvenes y con mucho punto de humor, que eso ya de por sí me chocó bastante, pues no es lo normal entre los que conocí anteriormente, y que gracias a ellos tuve un apoyo importante para el orden de mis pensamientos. Uno de ellos, R. P., que no diré el nombre por si no les gusta ser destacado, lo tendré siempre con especial cariño en mi recuerdo, puesto que después de una larga charla, sentí la cercanía de sus consejos y una gran tranquilidad terminada mi conversación con él.
No quiero extender mucho más mi comentario sobre el cursillo, pero sí decir, que todo el que pueda asistir lo haga en algún momento de su vida. A día de hoy siento una paz enorme dentro de mí y mi alegría es comparable a una fase de enamoramiento continua. Todo lo veo y siento de manera especial y por tanto, SOY FELIZ. BENDITO SEAS, MI DIOS!
Rocío
Cursillo 1066
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