Desde pequeña he tenido la suerte de crecer en una familia cristiana, en la que siempre hemos tenido presente a Dios; aprendí a rezar en casa, junto a mi madre rezábamos el rosario en familia, Él ha sido siempre el centro de nuestra vidas.
No obstante, a medida que fueron pasando los años, me fui acomodando a un cristianismo cada vez «más tibio».
Durante mucho tiempo, y por diversas circunstancias, la «temperatura» fue enfriándose más aún, y fui llenando mi interior de vacío y superficialidad. Mi vida era cada vez más gris, y me creía feliz.
Por fortuna, Dios puso en mi camino a una persona, que quiso compartir conmigo una conversación, en la que me contaba la tristeza que invadía su vida en aquel momento, pero a la vez, su ilusión porque creía haber encontrado una vía de escape: había decidido dejarse ayudar para aumentar su fe cristiana.
Desde aquel momento, (fui consciente más tarde), Dios estaba tejiendo con hilos invisibles alrededor de mi, para que me pusiera en camino.
Dos años después, haber encontrado por fin «el momento perfecto» ha supuesto una de las mejores experiencias de mi vida. Estoy convencida de que ha sido Él quien me ha ayudado a vivir mi cursillo de manera tan intensa, ha hecho que frene el ritmo de mi rutina, ha reordenado las prioridades de mi vida, me ha descubierto un ideal por el que lucho a diario desde todos mis ambientes; me he reencontrado con Dios: lo siento conmigo y me siento muy afortunada por saberme amada y guiada por Él.
Sin duda, los problemas del día a día, las piedras del camino y los obstáculos siguen estando ahí, pero la forma de afrontarlos ahora es distinta. En mi cuarto día, me esfuerzo por vivir dando equilibrio a mi trípode cristiano, camino confiada de Su mano, siento la llama de mi fe más ardiente que nunca. Mi vida tiene color. Ahora soy feliz.
¡Qué afortunados somos los cristianos!»
Gonzalo Lozano Reina
02/11/2020Enhorabuena Pilar, soy de tú mismo parecer, qué afortunados somos los cristianos, tenemos esa suerte, sin olvidar que los obstáculos ahí seguirán, pero que forma tan distinta de ver las cosas, verdad?
Carmen Jiménez Córdoba
01/11/2020Precioso testimonio, hace que recuerde mi cursillo y me siento muy identificada con muchas de las cosas que relata, todos los que tenemos la gran suerte de tener esta experiencia, todos de una manera u otra transformamos nuestra forma de ver y vivir nuestra fe, para ser lo más importante y en el sitio más importante
María José Duarte Benavente
01/11/2020Pilar me alegró mucho ,porque volviste a encontrar de nuevo al señor.