El pasado 8 de Junio, el Movimiento de Cursillos de Cristiandad de Córdoba, celebró la 3ª Hora Apostólica del curso en la parroquia de San Pelagio Mártir. Tras la Eucaristía concelebrada por su párroco y viceconsiliario del movimiento, D. Jesús Linares y por su vicario parroquial, D. Pablo Fernández de la Puebla, gozamos de un encuentro de oración ante el Santísimo Sacramento, con el firme propósito de seguir fermentando el Evangelio en nuestros ambientes, siguiendo la misión a la que Dios nos invita, porque Todos estamos llamados a la Santidad.

Durante la Hora Apostólica, los cursillistas asistentes, rezamos unidos por los frutos de los cursillos que se van a realizar durante este mes en nuestra Casa de San Pablo en Córdoba, y los que se realicen en otras diócesis de España y en el mundo entero, para que todos los cursillistas reciban la gracia de permanecer en la presencia del amor de Jesús y sean fortalecidos por su Espíritu Santo, para ser la Sal de la Tierra y Luz del Mundo.
D. Jesús Linares nos hizo reflexionar sobre las palabras ( Mt. 20, 25-28) que utilizó el Maestro para responder a la madre de los Zebedeos y que también nos vienen hoy bien a nosotros, ya que muchas veces nuestra manera de ver la vida, no coincide con la del Señor. Jesús nos dice, que no vino a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos; Jesucristo se encarnó, se entregó…, por amor a cada uno de nosotros y hemos de preguntarnos…, ¿Es esa mi actitud en la vida, servir, entregarme, o por el contrario estoy instalada/o en el egoísmo?

D Jesús Linares nos dice que ensanchar el corazón, ganar altura espiritual y vencer el egoísmo son tareas que podremos alcanzar con la gracia del Señor y por eso tenemos que pedírsela, para que Su Amor nos conduzca a la Verdad para que seamos libres para elegir una vida de frutos en abundancia, para nuestro bien y el de nuestros hermanos.
La Hora Apostólica, finalizó con una súplica ante Jesús Sacramentado para que nos dé la fortaleza para SALIR FUERA de las oscuridades, miedos, tristezas, cadenas…, de todo lo efímero, que nos impide amarlo y conocerlo y buscar lo eterno a través de Su Palabra, Su Luz, Su Alegría…, para seguirlo con valentía
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