El pasado jueves 28 de Noviembre, el Movimiento de Cursillos de Cristiandad celebró su segunda Hora Apostólica del curso en la Parroquia de San Juan y Todos los Santos (Trinidad). Toda la comunidad parroquial y su párroco, don José Juan Jiménez Güeto, acogió con cariño el encuentro de oración, en el que los cursillistas cordobeses hacen en ruego unánime ante Jesús Sacramentado para que derramen su gracia sobre el Movimiento de Cursillos, sobre los cursillos que se están celebrando y van a celebrar en Córdoba y en el mundo entero durante el próximo mes.
Bajo la mirada amorosa del Buen Dios, presente en el Santísimo Sacramento, fuimos invitados a vivir la séptima bienaventuranza: “Bienaventurados los que trabajan por la paz porque ellos serán llamados hijos de Dios”.
En la oración, José Juan Jiménez, da pautas para sanar los corazones heridos que necesitan recuperar la paz. Nos hace comprender que se rompe nuestra armonía interior, cuando nos vamos separando de la fuente de la que brota la verdadera paz. Una paz que es un don de Dios y que solo la encontraremos al permanecer fieles a Su voluntad. Cuando rechazamos, por nuestra ingratitud, la paz de Dios, no solo queda inquieto nuestro corazón sino que además nos separamos de nuestros hermanos.
Se construye la paz amando como Jesús nos ama, pero nosotros, no somos la fuente de paz, solo medios, como así lo manifiesta la oración de S Francisco de Asís: “Señor, haz de mí un instrumento de tu paz”.
Concluimos el encuentro de oración, rogando a Nuestro Padre de la Paz, que llene nuestros corazones de la fuerza generosa de amar. Un atardecer de gracia para los cursillistas asistentes que permitió llenarnos de la Paz de Nuestro Señor.
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