Llevamos 20 años casados y el Señor nos bendijo con dos preciosas hijas. Se puede decir que somos felices y afortunados, muy afortunados, por nuestra vida. Somos unos mimados de Dios.
Tanto es así, que hace 10 meses disfrutamos un regalo más del Señor: hicimos juntos el Cursillo de Cristiandad. ¿Supuso un cambio radical para nuestra vida? ¿Cómo es nuestro cuarto día?.
En realidad somos parecidos a los que éramos, pero al mismo tiempo todo es diferente, porque ahora somos mucho más conscientes de lo inmenso que es el Amor de Dios, cuán grande es su Misericordia, y la felicidad que experimentamos estando cerca de Él.

Desde nuestra vocación al matrimonio cristiano, queremos hacer crecer nuestra familia a semejanza del Hogar de Nazaret, y transmitir a nuestras hijas la alegría de sentirse hijas de Dios. Por eso formamos parte de un movimiento familiar impregnado del carisma salesiano: Hogares Don Bosco, donde vamos recorriendo nuestro camino vital junto a otros matrimonios y familias con las que compartimos la misma FE. Cada vez tenemos más claro lo importante que es vivir la Fe en comunidad, y damos gracias a Dios y María Auxiliadora por pertenecer a este movimiento.

Cuando nos casamos, delante de María Auxiliadora, el salesiano que presidió la ceremonia nos subió al altar, y tuvimos el privilegio de estar a su lado durante la consagración. Poco después nos obsequió con un azulejo con la estampa de la Auxiliadora que dice: “Ella lo ha hecho todo”.
Así lo sentimos y lo recordamos: nada es nuestro mérito. Todo nos ha sido dado. Todo. Y no lo podemos guardar para nosotros, tenemos que poner nuestro grano de arena en este mundo, tenemos que ser cristianos en salida…
Desde hace casi dos años somos los Coordinadores Locales de Hogares Don Bosco en Córdoba. Prestamos este servicio siendo conscientes de que somos instrumentos de Dios. «Dios cuenta con nosotros, y nosotros podemos contar con ÉL, Siempre. Él es nuestra fuerza. Con la ayuda del Señor, esperamos contribuir a la felicidad de otras familias: matrimonios mayores, jóvenes, con enfermedades, con alegrías, con nietos, con adolescentes, con bebés…
Para nosotros, vivir el Cuarto Día es vivir nuestro día a día siendo conscientes de que Dios está presente en cada momento, cada decisión, cada alegría,… y hasta los sinsabores que la vida nos presenta cobran sentido desde la oración y la cercanía a Dios.
La vida es… ¡DE COLORES!
Mª Dolores Ocaña y Rafael Madrid
Cursillo 1.127
Comparte tus opiniones
Sin comentarios