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El amigo que nunca falla

   La experiencia de mi Cursillo fue muy intensa, como una esponja. Me empapaba de la Gracias de Dios y, cuando más la exprimía, más derramaba las lágrimas de esta experiencia de Dios que no había tenido  antes… la estaba adquiriendo en esos momentos. Fue algo que para mi no tenía explicación. Tampoco es que la hubiese buscado, viene de Dios y para que Él se engrandezca, mi vida no cambió mucho, cuando terminé el Cursillo seguí haciendo lo mismo que hacia antes. Lo que si dio un giro de 180º fue mi vida espiritual en el Cursillo… saboreé la Eucaristía, que es mi alimento dominicalmente, días de precepto, catequesis y en todas las fiestas que asisto. Desde entonces nunca estoy sólo porque Él esta conmigo: “El amigo que nunca falla”, nunca me abandona.

   El ambiente en el que me he movido esta muy relacionado con la gente joven hasta que, hace unos tres o cuatro años, decidí que tenía que retirarme de ese ambiente, aunque mi espíritu sigue siendo joven, me he involucrado más con la Iglesia. Siempre he pertenecido a la Cofradía de San Juan Evangelista y nuestro Señor Resucitado, he estado en todo, desde el bombo a pertenecer a la Junta Directiva en la actualidad.

   En Benamejí, tenemos formación para Adultos los miércoles. Hay dos grupos que se alternan cada semana, se agrupan por edades, aunque se puede asistir indistintamente, en la que uno se encuentre mejor. También llevo un grupo de niños de postcomunión que nos reunimos todos los domingos. Cada quince días asisto a la Escuela de la Campiña en Lucena. Una de las cosas que más me ayuda a seguir caminando es la lectura del evangelio del día y la oración diaria; cuando el tiempo me lo permite asisto a la Ermita y si no, la hago en casa.

   Durante estos años el Señor ha hecho maravillas conmigo, lo que parecía imposible lo consigo con su ayuda, y entonces todo es posible. Aunque no nos lo creamos se hace lo que es su voluntad, y no la nuestra, pero, para ello, nosotros deberemos de poner de nuestra parte para que se haga.

   La formación es uno de los elementos claves para mejorar en la vida espiritual. Nunca deja uno de aprender. Cada prójimo que el Señor nos pone en nuestro camino es diferente uno a otro, no hay dos iguales, las circunstancias que cada uno vive en la vida no las elige uno, sino vienen sobrevenida, hay que aceptarlas, seguir caminando y levantarse si uno se cae, confiando siempre que en Dios todo se puede.

   D. Vicente Castander, párroco de Benamejí, ha revitalizado la vida de la parroquia, con mucho esfuerzo, pues se encontraba algo abandonada, ha restaurado imágenes, instalación eléctrica, Sagrarios, Ermita… El sacerdote es nuestra orientación en la vida espiritual para que alcancemos un día cuando Dios quiera, estar en su gloria  y resucitaremos al final de los tiempos.

   Gracias a Dios por todo lo que me ha dado sin merecerlo, y que sea un instrumento en sus manos para que otros, a través mía, alcancen su Gloria.

Servando Gómez Linares
Cursillo nº 793

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