“Y todo esto por mí, y todo esto por mí”. Parece contradictorio subir a una cocina y que te resuene esta frase como resumen. Pero es que pese al trabajo, cansancio y tiempo dedicado, no haces sino alimentar a tu alma de Dios, y sientes que cuanto mayor es el esfuerzo mayor recompensa recibes.
Tras estos 3 días de entrega la gratitud es inmensa, empezando por mi equipo de cocina (a los que no conocía hasta las reuniones previas al Cursillo), mi equipazo, mis hermanos, a los que agradezco su confianza, su humildad. Con ellos he aprendido a revisar mis fallos que me alejan de Dios y de los que me rodean, y me han ayudado a re-comprender que sin tu grupo de fe es estar abocado a perderse en la vida.
Y gracias a todos los que habéis hecho posible este encuentro con el Señor. Nos vamos llenos y con las pilas cargadas de la fuente buena, ahora a continuar la tarea en nuestro mundo. ¡De colores!
Juan
Cocina del cursillo 1.111
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