Javi y yo hicimos el Cursillo de Cristiandad en el año 1995. Indudablemente nos cambió la vida. Hasta ese momento se podía decir que éramos cristianos; nuestros padres nos habían educado en la fe, pero no íbamos mucho a misa. Todavía no estábamos casados. Javi tenía muchas ganas de ir al Cursillo pero, la verdad, es que yo no tenía ninguna, pensaba que no me iban a «enseñar» nada que yo no supiera. ¡Qué confundida estaba!
Gracias a aquel Cursillo, en septiembre del año 1995, nos acercamos a la realidad de la Iglesia Católica y empezamos a caminar juntos en la fe. En esos tres días vivimos una experiencia única y volvimos a descubrir a Jesucristo, su mensaje, los sacramentos, la oración…
Comprendimos lo importante de vivir la fe en comunidad. Cuando nos vinimos a vivir a Almería, buscamos una reunión en nuestra Parroquia, grupos de Biblia…, donde seguir caminando juntos. Luego vinieron las niñas y, a la hora de elegir colegio, buscamos uno religioso en el que le inculcaran la fe, la oración y los valores cristianos. Eso ha hecho juntarnos con los padres de las amigas de nuestras hijas, quienes tienen las mismas inquietudes religiosas que nosotros. Vamos juntos a misa y les encanta rezar por las noches y por las mañanas. Si alguna vez se nos olvida por las «prisas», ellas nos lo recuerdan con mucha ilusión.
No hace mucho, con el nacimiento de nuestra tercera hija, hemos vivido una situación muy dura. Vino al mundo mucho antes de tiempo, pesó 840 gramos y estuvo mucho tiempo ingresada en el hospital. En los peores momentos, en los más duros, nos pusimos en manos del Señor. Hoy, gracias a Dios, María es una niña sana, con muchas ganas de vivir. Gracias a nuestra fe, pudimos afrontar tan difíciles momentos y sentir el calor de la oración de tantos y tantos amigos que tenemos y que nos han apoyado pidiendo por ella. El Señor ha hecho que formemos una bonita familia cristiana de la que estamos muy orgullosos.
Laura Cascueña y Javi Ortega
Cursillo nº 773
Comparte tus opiniones
Sin comentarios