Hola soy Javier Mesones de Adamuz, pertenezco a una asociación llamada Fe, Esperanza y Caridad.
A través del responsable de la asociación me recomendó hacer el cursillo, aunque yo estaba pasando un mal momento de mi vida donde mi familia, pareja y todo mi alrededor se estaba rompiendo por completo, al borde del abismo. También recuerdo con mucha tristeza en la feria de abril de mi pueblo, mi mujer trabajaba y yo me quedé con mi hijo para llevarlo a la feria, su primera feria ya con la pandemia, pues no había asistido a ninguna. Cuando llegó la primera noche de feria, a la hora de los fuegos artificiales me dediqué a drogarme y no llevé a mi hijo a ver los fuegos, sus primeros fuegos artificiales. Esto me dolió mucho y en ese momento rechacé hacer el cursillo. Al cabo de los 2 meses me lo volvió a comentar y no dudé en aceptarlo.
Para mí, hacer mi cursillo, ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. La tarde de entrada, cuando llegué, la verdad soy un poco tímido y no sabía de qué se trataba, estaba un poco como diciendo que pasará…, pero bueno ya la primera noche empecé a darme cuenta del amor y la paz que se respiraba allí, era espectacular.
Mi primer día estuve un poco aturdido y no sabía si eso era para mí realmente, pero solo ver la tranquilidad y paz que me daban todos los compañeros eso me tranquilizaba, por la noche estaba dudoso, pero bueno me eché a dormir, y el sábado cuando me levanté me había cambiado totalmente el pensamiento, en ese momento fue cuando me di cuenta que el señor me había cogido de la mano y me decía tranquilo conmigo de la mano todo será mejor, y así fue, a partir de ese momento yo era otra persona. Empecé a dejarme ir, a sentir como él estaba a mi lado y esa paz y esa gracia no me soltaba en ningún momento. Uno de los mejores momentos del cursillo fue cuando me puse delante del sagrario y empecé a sentir cosas que nunca había sentido y que lo tenía muy cerca. Ahí me di cuenta que esto era un antes y un después en mi vida, y todo gracias al señor y a mi mariposa que puso ese cursillo en mi camino.
Cuando llegó el domingo y último día de cursillo mi cara y la de todos mis compañeros había cambiado por completo, una sonrisa de oreja a oreja y todo gracias a él, EL SEÑOR.
Mi cuarto día lo único que puedo decir es que es todo diferente a lo que yo he vivido en mi vida anterior, y una de las cosas que más me llena es que este cuarto día lo estoy llevando a cabo de forma gratuita y voluntaria, ayudando a la misma vez que me ayudan, como responsable de grupo con el compromiso de todo el bien que a mí me han hecho poder devolverlo. Sé que es una forma de servir al Señor, ayudando a personas que lo están pasando mal, lo mismo que a mí se me ayudó en su momento.
Problemas siempre hay, pero se afrontan de otra manera sabiendo que él no te suelta. Por mi experiencia siento como en cualquier momento malo está ahí conmigo y me dice, no te preocupes aquí estoy para ayudarte, en los buenos momentos y en los malos siempre está ahí, es una bendición tenerlo a nuestro lado, por eso recomiendo a toda persona de este mundo que haga el cursillo, no es nada malo, al revés es lo mejor que me ha pasado en la vida, y después de este cursillo se ve todo «DE COLORES».
Javier Mesones Romero
Cursillo Nº 1.132
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