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Por mil generaciones… cuento lo que el Señor ha hecho conmigo

   Aunque siempre he deseado estar cerca del Él, sentí su llamada valiéndose de unos de mis hijos, al hacer el Cursillo de Cristiandad. Estaba pasando un mal momento en mi vida, necesitaba Luz y Fuerzas para seguir adelante y, tenia claro, que donde mejor podría encontrarlas seria donde me hablaran del Señor… Viví el Cursillo intensamente, me fui llenando de las meditaciones, de las charlas, como si todo fuese para mi, y para ayudarme a descubrir todo el Amor, la Bondad y Misericordia que el Señor tiene conmigo. Sentí también, que era responsable de mí ser Iglesia, y que tenia que trasmitir todo lo que había vivido a los que me rodeaban o a quien lo necesitara.

   Hace treinta y cinco años puse mis talentos en las manos del Señor, y toda mi disponibilidad para trabajar en el Movimiento de Cursillos. Al poco tiempo me llamaron a la Escuela de Cursillos, y me incorporé a la Vocalia de Casa, de la que fui Vocal unos diez ó doce años. Desde el primer día forme parte del grupo para hacer las camas y limpiar para cada Cursillo. A las cuatro de la tarde, estábamos trabajando apróximadamente cincuenta mujeres, (la mayoría no eran de la Escuela), y por grupos se distribuía la casa, llevábamos cada unas sus detergentes, según lo que necesitara, y unas ganas grandes de dejar todo bien limpio para las personas que fuesen al encuentro con el Señor. Después, a las cinco de la tarde, nos esperaba en la Capilla D. Manuel Mª Hinojosa, que entonces era Consiliario del MCC, para celebrar con el grupo la Eucaristía, donde compartíamos nuestras inquietudes, nuestras alegrías… y si subíamos con dolencias, salíamos reconfortadas en todos los sentimientos, ofreciendo todo por el próximo Cursillo. También se pasaba la bolsa y, de vez en cuando, comprábamos algo que hiciera falta para la casa, como telas para las cortinas, utensilios de cocina y hasta un aspirador para la moqueta de la Capilla. Fue una época, unos tiempos que no podremos nunca olvidar las personas que nos reuníamos en el nombre del Señor y para Él. Todo ha sido Gracia y Don de Dios, y a mi me ha ido capacitando para crecer en mi vida interior, a ser humilde, compresiva, saber justificar y estar disponible al perdón.

   Durante todos estos años he trabajado en el MCC, en todo lo que el Señor me ha ido pidiendo, siempre con la esperanza de que otras personas encuentren el Camino, la Verdad y la Vida, que yo descubrí. Todas estas vivencias se las he trasmitido a mis hijos y nietos, y ya algunos han vivido la experiencia del Cursillo, y una de mis hijas y mi yerno están dando todo lo que recibieron para que otras personas descubran al Señor.

   Espero que el Señor me siga ayudando a seguir evangelizando, y que todos puedan encontrar respuesta a sus inquietudes y vivir dando gracias a Dios por mil generaciones.

Mª Teresea Ortega Blasco
Cursillo nº 429

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