La oración es lo primero de todo; no es lo esencial: lo esencial es la caridad, que resume en sí misma la perfección: Dios mismo, porque Dios es Amor. Sí, lo esencial es amar; pero no se puede amar sin beber en la fuente del Amor mismo y, a la fuente del Amor se llega por el camino de la oración. De este modo, la oración ilumina nuestra vida, alimenta nuestro ser, fortalece nuestra fe, reaviva nuestra esperanza, nos estimula a la caridad…Sin orar no sabemos cómo se puede vivir, ni por qué hay que luchar, ni de qué manera tenemos que amar; por eso, siempre encontramos la oración en primer lugar en el camino del cristiano.
En este inicio del Curso nos han propuesto varios modelos para vivir nuestro camino cristiano en salida:
Abraham era un hombre enteramente vuelto hacia Dios; escuchó, obedeció, intercedió, suplicó. Su vida fue una larga marcha vivida bajo la mirada del Señor, y un diálogo constante con este Dios de quien llega a ser su amigo. (Is 41, 8) Moisés vivió el largo éxodo de su propia existencia en diálogo incesante con aquel que le revelará, su paso, sus más íntimos secretos: su nombre (Éx 3,14), su alianza (Éx 19,5), su ternura (Éx 34,7), su gloria (Éx 34, 29ss), La oración es lo primero, porque cuando oramos llegamos a ser lo que realmente somos, en lo más profundo de nosotros mismos, abriéndonos a Dios y dándonos a los hermanos.
José María Rodríguez Olaizola.
Comparte tus opiniones
Sin comentarios