La Eucaristía es “fuente y culmen de toda la vida cristiana” (LG 11). “Y es que en la santísima Eucaristía se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua” (PO 5).
La Eucaristía es siempre una Acción de Gracias por esta presencia amorosa e insondable, pero también es un envío al mundo, envío que aceptamos agradecidos y confiados, porque “la Eucaristía demuestra su eficacia a través de los frutos de vida nueva en esta tierra, frutos de santificación y divinización, es decir de vida eterna. En este sentido la Eucaristía se revela come Sacramento de alta espiritualidad”.
Hemos querido celebrar, estos 58 años de andadura del Movimiento de Cursillos de Cristiandad en Córdoba, con una Eucaristía en el templo consagrado a la Inmaculada Concepción de María. La Navidad nos ha recordado que María ofreció a la adoración de los pastores y de los Magos a su hijo, Dios-con-nosotros, realmente presente en la humildad de un niño. El domingo 22 de enero, celebraremos que el Señor se nos sigue ofreciendo bajo la sencillez de las especies de pan y vino que, por la fuerza del Espíritu Santo se transforman en Cuerpo y Sangre de Cristo. La pobreza de estos dones es la misma pobreza de los que formamos el Movimiento de Cursillos, pero conscientes que, por el mismo Espíritu, se nos capacita para ser anunciadores del único Mensaje de salvación: Cristo. Él es nuestro alimento vital para seguir contando por mil generaciones, a todo el que lo quiera oír, lo que el Señor ha hecho con nosotros.
No han faltado las dificultades, no faltarán en el futuro; Él ve nuestra debilidad y quiere hacerse compañero de camino “levántate y come, porque el camino es demasiado largo para ti” (1Re. 19,7). “Cristo, siendo la luz del mundo, debe iluminarlo en el nuevo milenio con la fuerza de una vida renovada según la lógica del Evangelio”. En nuestro mundo actual, en nuestra realidad diocesana, “la Eucaristía mantiene su mensaje actual, necesario para construir una sociedad donde prevalezcan la comunión, la solidaridad, la libertad, el respeto por las personas, la esperanza y la confianza en Dios”. Nuestra presencia será disponibilidad y acción de gracias.
Manuel Sánchez Gómez
Consiliario del MCC de Córdoba
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