Queridos hermanos en la fe. No sé si os acordaréis del testimonio que escribí cuando estuve en cursillos de cristiandad; pues desde entonces, vivo como en una nube y ya no quiero bajarme de ella.
Todos los que me conocéis, habréis notado un cambio en mí, porque la cara es el espejo del alma, pero realmente, quienes hemos notado el cambio hemos sido mi familia y yo.
Cada día doy las gracias a Dios, a la vez que le pido perdón, porque es tanto lo que recibo de Él, y tan poco lo que puedo ofrecerle… Pero Él está conmigo, y yo con Él, y la relación va mejorando día a día a pasos agigantados. Ahora, paso de todos los comentarios -que no son pocos, más de los que quisieramos- de todos los detractores, -perdonad la expresión-, de la Iglesia. Sólo me queda rezar por ellos. Mi intención es la de todo cristiano: llegar a la meta cueste lo que cueste; y la meta sabemos todos los cristianos donde está. Me siento como pez en el agua, estar rodeado de tanta gente buena y con tanto amor a Dios, te hace ver las cosas de otra manera, y a la vez, mejor persona.
Gracias a todos de corazón. Me siento un privilegiado como el hijo pródigo. Os animo a todos a seguir a Cristo, sólo en Él y con Él encuentras la plena felicidad. Yo no pienso apartarme de Él…, bastante tiempo perdí. Ahora sí que estoy en el buen camino.
Miguel Hidalgo Guisado
Fuente Palmera, (Córdoba)
Cursillo nº 981
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