Hace años hice mi Cursillo, recién terminada la Casa de San Pablo, en el año 1965. Después me casé y tuve dos hijos.
En mi vida hay muchos momentos, como supondréis, ligados al Movimiento de Cursillos, siempre desde el servicio a los demás. Pertenecí a la Escuela unos pocos años, que han configurado mi persona activa en el Movimiento, Cursillos en los equipos, Cocinas, Cursillos de Aniversarios, Ultreyas, servicios de grupo, reuniones de matrimonios, secretario de la Escuela y, en fin, un largo caminar con hermanos y hermanas que con su ejemplo me hicieron acercarme más y más a Jesús, eje central de mi vida y de mis dos matrimonios. Enviudé de Guadalupe y me casé con Manoli, dos excelentes mujeres que Dios ha puesto en mi vida.
En el devenir de estos años he trabajado en la viña del Señor en lo que Él me ha querido mandar. Desde hace muchos años estamos, Manoli y yo, colaborando en la Parroquia de San Asciclo, del Barrio de Valdeolleros, en el Grupo de Manos Unidas y Cáritas. Hoy por hoy, es el centro de mi atención y mi entrega a los demás.
En el grupo de Cáritas estamos dieciocho personas y nuestro párroco D. Paco Aguilera. Es un grupo humano de creyentes que hace vivir la fe en la comunidad parroquial, viviendo su entrega a los más necesitados del barrio y de la forma en que trabajan. Se atiende a muchas familias todas las semanas del mes dando víveres. Los lunes por la tarde se atiende a toda persona que acude a la Parroquia en busca de ayuda, es este trabajo en el que por desgracia aumenta todas las semanas por la crisis económica que estamos viviendo, pero damos gracias a Dios porque a través de estas familias nuestro amor al necesitado se nos hace más grande en la medida en que podemos prestarle nuestro servicio. Esto es un poco raro de explicar, no es que necesitemos al pobre para que nuestro amor sea más grande, es que con los testimonios que oímos nuestro amor al necesitado crece.
En Cáritas, además de la ayuda semanal que prestamos, también hay otras necesidades, no las voy a relatar todas, pero si quiero destacar la Cena Intercultural que celebramos todos los años a primeros de mayo, con todas las familias de los distintos países que hay en nuestra ciudad, es una noche inolvidable para ellos y para la parroquia. Hay música de sus países y bailes típicos de las distintas regiones, donde se producen recuerdos de sus lejanas tierras y en mucho ojos florece lagrimas de alegría por el recuerdo vivimos en ese momento, disfrutamos probando platos típicos de pueblos…, y terminamos a altas horas de la madrugada y, para los que lo organizamos la cena cansados y agotados por la preparación, pero sintiendo en nuestros corazones la alegría porque por unas horas hemos visto felices a muchas personas jóvenes y mayores.
Otra actividad que tenemos el grupo de Cáritas es la denuncia profética, que las llevamos acabo repartiendo hojillas por el barrio, denunciando las distintas situaciones que llevan a las familias al paro y situación de pobreza, asistiendo con nuestra presencia a las manifestaciones locales en las cuales se denuncian estos hechos, recogiendo firmas para solicitar mejoras sociales o pidiendo actuaciones prioritarias para la mejora del barrio.
Quiero recordar, con cariño y nostalgia, las despedidas que hacíamos al comienzo de cada Cursillo en la plaza de Colón y las clausuras en la calle Valladares, donde recibíamos al Cursillo y se terminaba la clausura a altas horas de la noche… En fin, muchos recuerdos de años pasados, en los que mi vida ha ido creciendo gracias al encuentro que tuve con el Señor en el Cursillo nº 202, y a tantísimas personas que me han ayudado; no puedo poner todos lo nombres de ellos, porque se me puede olvidar algunos y también porque sería una lista extensísima. Termino diciendo que es posible vivir el cristianismo y servir a los demás.
Manoli y yo se lo pedimos al Señor, y con su ayuda lo hacemos lo mejor que sabemos, sin olvidar el famoso trípode: Oración, Estudio y Acción. Adelante que se puede. ¡DE COLORES!
Juan García Gil
Cursillo nº 202
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