El pasado fin de semana, estuvimos reunidos jóvenes de varias diócesis de España en El Espinar, Segovia, con el fin de celebrar el Encuentro Nacional de Jóvenes del MCC.
El encuentro, cuyo tema principal era la fermentación, elemento fundamental ya no solo de los cursillistas, sino también de cualquier cristiano, ha sido una nueva oportunidad de convivir y compartir con otros jóvenes y con Cristo su vivencia personal.
Se nos ha invitado a reflexionar sobre el testimonio que damos como cristianos en los ambientes en los que nos movemos, sobre cómo somos fermento vivo en un mundo donde seguir a cristo no está de moda y a veces incluso se persigue. Os invito yo ahora a cuestionaros, ¿somos nosotros fermento en los lugares donde nos movemos? ¿Somos fermento en nuestra familia, en nuestro grupo de amigos, nuestro trabajo, facultad…?
No obstante, hay veces en las que no vemos los frutos de esa fermentación. Por ello, no debemos desfallecer y pedir al Espíritu Santo que nos siga dando fuerza, ya que los tiempos de Dios no son los nuestros.
Además de talleres y testimonios, hubo ratos de oración que reforzaron nuestra vivencia del encuentro, convirtiéndolo en un espacio de convivencia con otros jóvenes y con Dios y nuestra Madre María, a través de la eucaristía y la adoración.
Creo que, de este encuentro, salgo, salimos, con energías renovadas de seguir llevando a cristo a los demás, siendo fermento vivo y dando testimonio con nuestra vida, sobre todo ante aquellas personas con las que más tiempo estamos.
¡De colores!
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