El fin de semana del 16 al 18 de enero 2015, por iniciativa de un grupo de Poscursillo del Movimiento de Cursillos de Córdoba, se ha organizado la segunda edición de la cocina solidaria, actividad consistente en elaborar y enviar alimentos durante el desayuno, almuerzo y cena a distintas Instituciones que están pasando en la actualidad por momentos de mucha dificultad. El derroche de Amor, generosidad y solidaridad que se ha vivido en la Casa de San Pablo ha sido inmenso y ha conseguido que al menos, de manera momentánea, las distintas necesidades de las personas beneficiarias sean cubiertas. Asimismo durante el transcurso del día se han ido desarrollando distintas actividades en la Capilla (meditaciones, momentos junto al Sagrario y celebración de la Eucaristía). Esta iniciativa nos ha abierto los ojos y nos ha ayudado a descubrir la valentía y generosidad de muchos consagrados que viven en residencias y conventos, dedicados a los demás y a la oración, compartiendo todo lo que tienen, y en muchas ocasiones esperando una ayuda para poder comer… Ha sido un regalo del Señor poder compartir un poco con ellos, y devolverle, con amor, algo de lo mucho que ellos nos aportan.
En las palabras de dos jóvenes colaboradores, “esta iniciativa es algo más que llevar alimentos a personas que lo necesitan: es un acto de entrega del Amor de Dios. No se trata solo de llevar cajas con pasta, arroz o legumbres, sino que al cocinar nosotros y poner nuestras manos y nuestro tiempo al servicio del prójimo; no es solo un plato de migas o una tarta lo que les damos, sino que junto a eso reciben también nuestro cariño, nuestra alegría, nuestro trabajo y nuestras ganas de que vivan un día un poquito más feliz; eso se ha notado cuando hemos visto la forma en la que nos han dado las gracias”.
Sirvan estas líneas para transmitir nuestro más sincero agradecimiento a todas las entidades y particulares que, de manera desinteresada, han donado la totalidad de los productos para la realización de esta cocina solidaria, así como a todos los voluntarios y sacerdotes que dedicaron su esfuerzo y sacrificio para que las 127 personas beneficiarias sientan la presencia del Señor de una manera cercana en su vida y la puedan ver DE COLORES.
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